Tomó la pluma y apuñaló ferozmente la poesía abandonada, aquella hoja en blanco que nadie quiso convertir en literatura. Ella no vino a plasmarse, él tampoco tenía ganas de reinventarla y terminó siendo un convenio de ruptura. Tenía tantas cosas que decir y terminó comprendiendo que jamás pronunciaría lo que su corazón dictaba; no era una cuestión literaria, simplemente una epifanía científica. El cerebro procesaba el lenguaje y en asuntos del corazón, la cabeza nunca es bienvenida. Tragó aire y ahogó la media vuelta que tendía a dar, no miró de nuevo la hoja en blanco y cerró sus ojos para irse al supermercado o algún sitio que solicitara palabras, así sacándosela del alma por siempre.
lunes, 31 de enero de 2011
Hoy sale escribir que no sale nada
lunes, 31 de enero de 2011
by
Andrea Crespo Madrid
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Tomó la pluma y apuñaló ferozmente la poesía abandonada, aquella hoja en blanco que nadie quiso convertir en literatura. Ella no vino a plasmarse, él tampoco tenía ganas de reinventarla y terminó siendo un convenio de ruptura. Tenía tantas cosas que decir y terminó comprendiendo que jamás pronunciaría lo que su corazón dictaba; no era una cuestión literaria, simplemente una epifanía científica. El cerebro procesaba el lenguaje y en asuntos del corazón, la cabeza nunca es bienvenida. Tragó aire y ahogó la media vuelta que tendía a dar, no miró de nuevo la hoja en blanco y cerró sus ojos para irse al supermercado o algún sitio que solicitara palabras, así sacándosela del alma por siempre.
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